jueves, 19 de marzo de 2015

Etnia Otomí

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El otomí es un pueblo indigena que habita un                                                                                   territorio discontinuo en el centro de México. Está emparentado lingüística mente con el resto de los pueblos de habla otomangueana, cuyos antepasados han ocupado la Altiplanicie Mexicana desde varios milenios antes de la era cristiana. Actualmente, los otomíes habitan un territorio fragmentado que va del norte de Guanajuato al sureste de Tlaxcala. Sin embargo, la mayor parte de ellos se concentra en los estados de HidalgoMéxico y Querétaro. De acuerdo con las estadísticas de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, la población étnica otomí sumaba 646.875 personas en la República Mexicana en el año 2000, lo que les convierte en el quinto pueblo indígena más numeroso del país


Vestimenta

El vestido de la mujer otomí, consiste en un chincuete o “enredo” de lana muy amplio y largo de color azul marino o negro, con líneas verdes, anaranjadas y amarillas; y una blusa de popelina de color blanco, manga corta con bordados en motivos florales, faunísticos o geométricos, o bien una combinación de ellos. Es característico de la indumentaria otomí el uso del quexquémetl, que puede ser de algodón, lana o artisela en varios colores.

Actividad Económica

En las temporadas "libres" del ciclo agrícola, los hombres y mujeres otomíes emigran hacia las zonas metropolitanas de las ciudades de Toluca y México, con objeto de emplearse en el sector secundario o terciario de la economía, a fin de complementar sus ingresos. Las mujeres generalmente se emplean como trabajadoras domésticas.

La actividad agrícola, particularmente el cultivo de maíz, constituye la principal actividad económica de los otomíes; quienes, además, crían ovejas, cerdos, vacas, caballos y especies menores como pollos y conejos, entre otros, ya sea para auto consumo o para la venta, sin que ello les genere ingresos económicos suficientes. En diversos municipios, los otomíes se dedican también a la producción y comercialización de artesanías y otros productos útiles para el trabajo doméstico. 

Historia

Los otomíes o hñähñu aparecen como un pueblo ligado a los Olmecas de Nonoualco y a los estratos más antiguos del Alto Altiplano. Fueron los primeros pobladores del Valle de Tula, incluso antes de la llegada de los Toltecas.

Las primeras noticias de la existencia de los otomíes aparecen en el año de 3 toctl (1274 a. de C.), cuando ocurrieron las migraciones de Xicomostoc, lugar mitológico donde partieron en peregrinación las siete tribus, que se establecieron a lo largo y ancho del territorio mexicano, en su recorrido pasaron por Xilotepec,Acxotlan, Tepexí y Xiquipilco, las hordas otomianas que se establecieron en la serrania de Xiquipilco, sobrevivieron con la recolección de frutas y verduras silvestres (quelites), con la caza de animales y pezca en ríos. Muchos años después formaron parte de un señorio muy grande y poderoso junto con los pueblos de xilote, Xocotitlan, Cahuacan, Xila y Mazahuacan.

Durante las invasiones tarascas que pretendian conquistar el valle de Matlatzinco, ocurrió una batalla en terrenos de Xiquipilco en 1442, donde los tarascos al mando de su señor "Tzitzic Pandecuare", logran penetrar hasta el pueblo de Xiquipilco siendo ahi derrotados por el gran guerrero Tlicuetzpalin, causandoles una baja de hombres. a partir de ese momento el gobernante de los tarascos se convirtió en aliado del pueblo otomí de Xiquipilco.

 En el 12 toctl (1478) fecha en la que ocurre la invasión Azteca al valle de Matlatzinco hace su aparición Axayacatl gobernante azteca que tubo un un combate  cuerpo a cuerpo contra Tlicuetzpalin (en nahuatl) Ûbo tzanga (en otomí cuyo significado es "lagartija negra"), mismo en el que Axayacatl fue vencido con una herida en la pierna que lo dejaría liciado para el resto de sus días.

 A la llegada de los españoles a tierras del valle de Toluca, Gonzalo de sandoval, brazo derecho de Hernan Cortés se comprometía someter la provincia de Jiquipilco en menos de quince días, sin embargo se topó con un pueblo habitado por hombres recios que preferían morir en el campo de batalla antes que verse vencidos y doblegados.
 en el enfrentamiento de los otomíes contra los españoles hace su aparición un notable guerrero de esta pequeña patria a quien se le conocía con el seudónimo de  ÑÁ-DO "cabeza de piedra", que era muy hábil en el manejo del    T'-én do (onda),. cabeza de piedra junto con sus seguidores causan una gran baja entre los soldados y caballos de Sandoval. 

El combate mas grande y sangriento tuvo lugar en el paraje llamado  NDONGU, donde el ejercito de sandoval tuvo la mayor baja de hombres, en vista de tan enorme perdida Sandoval pide refuerzos y en menos de tres días llega en enorme ejercito de Intlixóchitl, y solo de esta manera se logró la victoria de los españoles, que con manipulacion de los pueblos sembraron la semilla del odio entre los pueblos mexicanos, pero jamas lograron el sometimiento ideológico de los otomíes, que celosamente guardan sus raíces en la profundidad de su identidad lenguaje y tradiciones camufladas de catolicismo. Permaneciendo así hasta en la actualidad.

Despues, con la evangelización en la que perecierón junto con los viejos sabios, muchos conocimientos de medicina, arquitectura, astronomía, por mencionar algunos.
en la parte norte del territorio otomí la corona espanola tuvo dificultades en su administracion, debido a frecuentes enfrentamientos y entre otomíes y españoles.

El corregimiento de Metepec al cual pertenecía jiquipilco, no se daba abasto, con tantos problemas con los otomíes, como respuesta el virrey de nueva España en 1622 nombra a miguel de la rivera gobernador de este lugar dejando a los principales caciques españoles el control de este lugar imponiendo supuesto orden como consideraran pertinente, es decir con malos tratos y miserias.

Mas tarde los otomíes regalaron una campana para la catedral de la Ciudad de México a cambio de que se les des obligara pagar el diezmo y de trabajar en las minas. dicha campana se le conoce con el nombre de "Doña Maria" y esta colocada en la torre oriental de la catedral de México.

En 1810 al enterarse el pueblo otomí de la promulgación de la independencia el pueblo se sublevo al mando del párroco de la localidad, Francisco Soria, quien simpatizaba con el movimiento insurgente, atacaron y encarcelaron a los españoles que se encontraban en el pueblo, y los dueños de las haciendas que se enriquecieron con la explotación de la fuerza de trabajo otomí fueron vencidos y pasados por armas.

En la actualidad los otomíes son gente muy pacífica y participativa en el desarrollo de sus comunidades, pero cuando se trata de defender los intereses del pueblo ante malos dirigentes pueden unirse en linchamientos, no sin antes procurar llegar a acuerdos justos

Ubicación 

Se asentaron en la región central del país desde principios del siglo XVI. Actualmente se localizan en una gran porción del territorio estatal; también se les encuentra en el Valle de México o en el Valle de Toluca. Sin embargo, su mayor concentración se tiene en el centro-norte de la entidad, hasta los límites con los Estados de Hidalgo y Querétaro, la excepción es el municipio de Amanalco, localizado hacia el sur del Estado.
El pueblo otomí o hñähñu es el segundo en la entidad por el tamaño de su población, al contar, de acuerdo con datos del II Conteo de Población y Vivienda 2005 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, con 83,352 personas que declararon hablar la lengua.
La población otomí, se encuentra asentada mayoritariamente en 21 municipios: ocho son de alta marginación: Aculco, Amanalco, Acambay, Chapa de Mota, Villa del Carbón, Morelos, Temascalcingo y Temoaya; cinco son de marginación media: Jilotepec, Jiquipilco, Otzolotepec, Soyaniquilpan y Timilpan; seis son de baja marginación: Capulhuac, Lerma, Ocoyoacac, Tianguistenco, Xonacatlán y Zinacantepec; y dos, son de muy baja marginación: Metepec y Toluca.

Tradiciones 

Persisten ciertas costumbres que hablan del espíritu tradicional de la población. Son prácticas que afloran en momentos cruciales de la vida, en los usos cotidianos o en los festejos. Entre los grupos otomíes, se conservan con gran fuerza las costumbres relacionadas con el "moshte" (ayuda durante la época de cosechas, algún festejo familiar, o un velorio), el trueque y la celebración del "día de muertos".
Día de muertos.- Se celebra con la preparación de un altar con ofrendas para esperar la visita de las almas de los difuntos. La ofrenda para los "muertos chiquitos" incluye chocolate, leche, pan, frutas y dulces, entre otras cosas; en cambio, para los difuntos adultos se preparan los alimentos que más preferían en vida, botellas de licor, pulque y cigarros. La ofrenda se adorna con un sahumerio, calaveras de azúcar, borreguitos de alfeñique, velas y flores de cempasúchil.

Fiestas 

Las principales fiestas están relacionadas con el calendario litúrgico y las conmemoraciones cívicas como el 5 de mayo, 16 de septiembre y 20 de noviembre, que en general incluyen vistosos desfiles. Las festividades de mayor tradición pertenecen al culto católico. La fiesta más importante se celebra el 25 de julio en honor al "Señor Santiago". Casi todas las comunidades del municipio celebran su fiesta titular en medio de prácticas religiosas y profanas que incluyen música, flores, incienso, danzas, ofrendas, velas, portadas florales para los templos, cohetes, globos aerostáticos, fuegos artificiales, procesiones, juegos mecánicos, comercio ambulante y baile de feria.
Jiquipilco el Viejo celebra a Santiago Apóstol el martes siguiente a la fiesta de la cabecera. En San José Las Lomas hay peleas de gallos el 19 de marzo. Otras fiestas importantes son la de Nuestro Padre Jesús (tercer domingo de enero), la Semana Santa, la Santa Cruz, los Fieles Difuntos, la Virgen de Guadalupe, Navidad y Año Nuevo.

Música

Existen algunas piezas musicales de tradición otomí con riesgo de desaparecer, a saber: Chimarecú, Naki ma Tosho Njú y Rosa María, Chicashti Deni. En otros tiempos durante los casamientos se bailaba el Chimarecú al final de la fiesta para despedir a los compadres.